El cuerpo humano es una fábrica de reacciones químicas; a diario cada célula realiza sus funciones mediante una serie de intercambios químicos, de cuyo balance y equilibrio perfectos depende el buen funcionamiento del organismo. El cuerpo, al fin y al cabo, es materia orgánica compuesta por elementos químicos y, aunque solo el nitrógeno, el hidrógeno, el oxígeno y el carbono conforman el 97% de los elementos del organismo, otros de menor proporción como el sodio, el potasio, el calcio, entre otros, son de vital importancia para que cada órgano pueda llevar a cabo correctamente su trabajo y el cuerpo se conserve saludable. Pero ¿de qué manera saber sobre esto ayuda al individuo a recuperar y conservar su salud? La respuesta se encuentra en el conocimiento de que tanto la composición de los alimentos, como de los químicos con los que estos son adicionados por diversos fines, tienen una influencia significativa en el equilibrio del cuerpo. Por eso, en este artículo se aborda la importancia de mantener un balance químico en el cuerpo a través de la elección inteligente de alimentos que se encuentren libres de anabólicos y hormonas, pues estos amenazan con destruir el equilibrio que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente y, por ende, gozar de buena salud.
Para los diabéticos, la decisión de consumir alimentos saludables es más importante que para otras personas, pues la glucosa proviene de los alimentos y si no se eligen con cuidado, se corre el riesgo de tener una concentración alta de azúcar en la sangre, lo que causará más complicaciones de salud. Como se sabe, los diabéticos no producen nada o suficiente insulina, por lo que la glucosa permanece en su sangre y no puede entrar a las células para ser utilizada como fuente de energía, entonces lo que se convierte en esta fuente es la grasa; cuando esto ocurre, se liberan a la sangre unas sustancias llamadas cetonas, volviendo a la sangre ácida. Una cantidad grande de ácido en la sangre altera el equilibrio químico del cuerpo y provoca diversos síntomas, a eso se le llama cetoacidosis diabética, la cual es muy grave y puede conducir al coma o, incluso, a la muerte.
Para los diabéticos, la decisión de consumir alimentos saludables es más importante que para otras personas, pues la glucosa proviene de los alimentos y si no se eligen con cuidado, se corre el riesgo de tener una concentración alta de azúcar en la sangre, lo que causará más complicaciones de salud. Como se sabe, los diabéticos no producen nada o suficiente insulina, por lo que la glucosa permanece en su sangre y no puede entrar a las células para ser utilizada como fuente de energía, entonces lo que se convierte en esta fuente es la grasa; cuando esto ocurre, se liberan a la sangre unas sustancias llamadas cetonas, volviendo a la sangre ácida. Una cantidad grande de ácido en la sangre altera el equilibrio químico del cuerpo y provoca diversos síntomas, a eso se le llama cetoacidosis diabética, la cual es muy grave y puede conducir al coma o, incluso, a la muerte.
La importancia del balance químico
Para hablar sobre el balance químico del cuerpo, primero es necesario conocer que en el mundo existen 118 elementos químicos, de los cuales solo 90 se encuentran en la naturaleza. Ahora, como se dijo antes, aunque en el cuerpo humano únicamente 4 de ellos conforman el 97% del peso corporal de un adulto, si el resto no se encuentra en las cantidades necesarias, se corre el riesgo de alterar funciones básicas en el cuerpo, pues en cada interacción de las células del organismo se implica este delicado equilibrio. De ahí que tanto los elementos mayores —oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y carbono—, como los elementos menores, entre los que se encuentran el sodio, el potasio, el calcio y, finalmente, los oligoelementos, cuya cantidad es mínima, pero indispensable —como el aluminio, el cobalto y el zinc—, se requieran en el cuerpo humano en proporciones y cantidades justas. Pero ¿qué podría alterar ese balance químico perfecto en el organismo? Por supuesto, la comida, más específicamente hablando, los alimentos convencionales entre los que se encuentran las carnes.
El efecto de los anabólicos
En artículos anteriores de esta revista ya se ha hablado sobre la importancia de que los alimentos que se ingieran con regularidad sean orgánicos. Estudios aseguran que, si se incrementa por los menos el 5% de la ingesta de alimentos orgánicos, hay un 3% menos de riesgo de padecer diabetes tipo 2. Se ha hablado, también, acerca del mayor valor nutricional que estos aportan debido a que se encuentran libres de químicos y pesticidas sintéticos. Sin embargo, la mayoría de las veces, cuando se habla de alimentos orgánicos muchas personas solo piensan en frutas y verduras, por lo que es importante mencionar también los agentes con los que las carnes suelen ser adicionadas para mejorar tanto su crecimiento como su apariencia. Tal es el caso de los anabólicos.
En la ganadería, el empleo de anabólicos es una práctica común, pues permite una optimización alimenticia con la que se consigue que el aumento de peso del animal se logre a un menor precio. Esto gracias a que los anabólicos, a grandes rasgos, mediante la retención de nitrógeno, consiguen una mayor síntesis de proteínas. Pero ¿por qué? Porque el nitrógeno es un elemento que se encuentra en los aminoácidos que son indispensables para la síntesis de proteínas. Básicamente el nitrógeno se trata de uno de los actores que permiten la estructuración de este macronutriente, sin el cual los músculos no podrían formarse ni crecer. Así pues, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Universitas Scientiarum, llamado “Residuos de fármacos anabolizantes en carnes destinadas al consumo humano”, en la industria ganadera los efectos de los anabólicos en los bovinos son el aumento del ritmo de crecimiento, aumento de la masa muscular, cambios en la distribución de la grasa corporal, mejoramiento del apetito y el aumento de la capacidad muscular para el trabajo, entre otros.
El problema es que, tanto los anabólicos como los químicos y las hormonas empleadas en la crianza de los animales dejan residuos en las carnes. De hecho, la cantidad de estos es detectable mediante métodos muy sofisticados gracias a los cuales se sabe que la cantidad de estos residuos puede afectar la salud de las personas, de hecho, existen investigaciones que muestran que el abuso de esteroides anabólicos se asocia con una alteración de la sensibilidad a la insulina, es decir, el consumo de alimentos con estos esteroides es peligroso para todos y aún más para quien padece diabetes.
Hormona del crecimiento o somatotropina bovina (STB)
Una de las hormonas con las que es más frecuente que el ser humano entre en contacto mediante el consumo de alimentos de origen animal es la hormona del crecimiento o somatotropina bovina (STB). Esta hormona que es producida naturalmente por varios animales y también se produce artificialmente por científicos, con la finalidad de inyectarla a las vacas para que aumenten su producción de leche y, con ello, cubrir la demanda que este producto tiene. Así, si una vaca lechera normalmente produciría leche durante 305 días después de dar a luz a un ternero, al ser inyectada con la hormona del crecimiento su producción aumenta entre un 10% y un 15% más de leche.
Pero ¿cómo esta hormona impacta en el cuerpo del ser humano? Aunque desde 1988 el comité de expertos sobre aditivos alimentarios de la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Administración de Drogas y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, establecieron que los residuos presentes en la carne de animales criados con el empleo de hormonas no representan peligro alguno para el consumo humano, la realidad es que diversos estudios arrojan lo contrario. Se sabe, por ejemplo, que la relación entre el consumo de carne —proveniente de prácticas ganaderas que emplean hormonas— y posibles alteraciones hormonales en el cuerpo, se basa en los efectos que estas sustancias han tenido en el cuerpo de las mujeres, entre ellos la aceleración de la menstruación y un desarrollo hormonal prematuro. Por si fuera poco, en el mismo artículo mencionado anteriormente se señala que la utilización de la hormona SBT ha generado controversia en los últimos años, pues entre sus posibles efectos adversos destacan la posibilidad de desarrollar cáncer y diabetes.
No son pocos los estudios e investigaciones realizadas sobre los efectos que tanto las hormonas como los anabólicos tienen en el equilibrio químico y hormonal del cuerpo humano. Quizá el clembuterol sea, a la fecha, el principal fármaco anabolizante sobre el cual se conocen los efectos adversos en la salud de las personas. Sin embargo, tanto asociaciones como instituciones de la industria alimenticia se ocupan de invisibilizar las investigaciones sobre los efectos que estos agentes sintéticos tienen en la salud de los consumidores. Aun así, no se necesita pensar demasiado para llegar a la conclusión de que, tal como se habló al principio de este artículo, si el equilibrio químico del cuerpo humano es tan delicado, con la ingesta de hormonas y anabólicos presentes en los alimentos de origen animal se atenta contra el balance natural del organismo.
Como siempre se recomienda desde el Naturismo Integral, lo mejor es buscar siempre que la alimentación sea lo más natural y libre de elementos sintéticos. Una de las mejores formas de lograrlo es mediante el consumo de alimentos orgánicos, pero también evitando, en la medida de lo posible, el consumo de carnes.